Archivo por días: septiembre 30, 2007

POEMA DE LAS COSAS


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Imagen: http://www.enfemenino.com

Quizás estando sola, de noche, en tu aposento
oirás que alguien te llama sin que tu sepas quién
y aprenderás entonces, que hay cosas como el viento
que existen ciertamente, pero que no se ven…

Y también es posible que una tarde de hastío
como florece un surco, te renazca un afán
y aprenderás entonces que hay cosas como el río
que se estan yendo siempre, pero que no se van…

O al cruzar una calle, tu corazón risueño
recordará una pena que no tuviste ayer
y aprenderás entonces que hay cosas como el sueño,
cosas que nunca han sido, pero que pueden ser…

Por más que tu prefieras ignorar estas cosas
sabrás por qué suspiras oyendo una canción
y aprenderás entonces que hay cosas como rosas,
cosas que son hermosas, sin saber que lo son…

Y una tarde cualquiera, sentirás que te has ido
y un soplo de ceniza regará tu jardín
y aprenderás entonces, que el tiempo y el olvido
son las únicas cosas que nunca tienen fin.

José Ángel Buesa

Fuente: www.poesi.as

Hadas de Aire


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El aire es el elemento de la inteligencia, de la mente. Representa la primavera y el Alba. Está habitado por Sílfides,que a veces aparecen como mariposas.Las Sílfides son las que controlan los vientos. Las hadas del Aire, son las hadas más conocidas de todo el reino mágico, parece ser que las leyendas se centran más en este elemento particular. Viven en los bosques, arroyos, cuevas e incluso en un tronco hueco de un viejo Se dice que jamás envejecen, aunque los expertos creen que su vida es de 1.000 años, y que luego simplemete desaparecen.

Son extremedamente bellas, y tienen un gran parecido con las doncellas humanas.

Características de los espíritus del Aire

  • Color: Amarillo.
  • Tipo de energía: Proyectiva.
  • Metales: Estaño, Cobre.
  • Estación: Primavera.
  • Dirección: Este.
  • Tiempo: Alba.

Tipos de hadas de Aire

FYLGIAR

Estas hadas son una especie de espíritu aereo, que tan solo es visto por la persona a la cual protegen, el cual es considerado su familiar. Pertenecen a la amplia mitología nordica, y señalan el camino del Valhalla, donde permanecerá junto al alam de su protegido, hasta que esta se sienta confortada con su nueva situación. Se cree que son oriundos de Islandia, y segun dicen, cada vez que un niño islandes nazca mientras se escuche un graznido será especial, y que tendrá durante toda su vida la compañía de las Hadas, una presencia conocida por Fylgiar. A pesar de sus buenos propositos,poseen una característica muy inquietante que aparece en el momento de su revelación para con su protegido, y es que le revelan como último don el tipo de muerte que tendrán. Y esto se verá en el aspecto del Fylgiar, si aparece maltratado o herido, significará una muerte dolorosa o tragica, en cambio un hermoso y radiante Fylgiar, nos dice que la muerte será apacible, pacifica ,sin dolor o pena.

SILFOS  

Los Silfos, son los espíritus que compartesn dos de los elementos, ya que viven tanto en el Aire como en el Agua. En la raza de los Silfos, encontramos a los Wallotes que son el género masculino y a las Arienes que son el género femenino. Estos seres son totalmente ingravidos, y estan compuestos en su totalidad por aire y luz. Provienen de la mitología griega.

Fuente:www.ehdls.com.ar

El Arbol


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He oído contar la historia de un antiguo y majestuoso árbol, cuyas ramas se extendían hacia el cielo.

Al llegar la estación de las flores, mariposas de todas formas, tamaños y colores,
bailaban a su alrededor.

Las aves de países lejanos se le acercaban y cantaban cuando florecía y daba frutos.
Las ramas,como manos extendidas, bendecían a todos los que acudían a sentarse
bajo su sombra.

Un niñito solía venir a jugar junto a él y el gran árbol se encariñó con el pequeño.
El amor entre lo grande y lo pequeño es posible, si el grande no es consciente de su grandeza.

El árbol no sabía que era grande, sólo el hombre es consciente de eso.
La prioridad de lo grande siempre es el ego, pero para el amor nadie es grande o pequeño.

El amor abraza a quienquiera que se le acerque. Así, el árbol comenzó a sentir amor hacia ese pequeño que solía ir a jugar cerca de él.

Sus ramas eran altas, pero las inclinaba hacia el niño, de modo que pudiera recoger sus flores y sus frutos.

El amor siempre cede; el ego nunca está dispuesto a inclinarse.
Si te acercas al ego, sus ramas se estirarán aún más hacia lo alto; se pondrá rígido para que no puedas alcanzarlo.

El niño juguetón se acercaba a él, y el árbol inclinaba sus ramas.
El árbol se alegraba mucho cuando el niño le sacaba algunas flores; todo su ser se llenaba con la alegría del amor.

El amor siempre es feliz cuando puede dar algo; el ego siempre está contento cuando puede recibir algo.

El niño creció. A veces dormía en el regazo del árbol, a veces comía sus frutos
y en ocasiones lucía una corona con las flores del árbol y actuaba como un rey de la jungla.

Uno se vuelve como un rey donde quiera que haya flores de amor, y uno se vuelve pobre y desgraciado siempre que las espinas del ego están presentes.

Ver al niño danzando con una corona de flores, llenaba al árbol de emoción, de alegría. Asentía en amor, cantaba con la brisa…

El niño creció aún más. Comenzó a trepar al árbol para mecerse en sus ramas.
El árbol se sentía muy contento cuando el niño descansaba entre sus ramas.

El amor se siente feliz cuando aporta bienestar a alguien; el ego se siente feliz incomodando.

Con el paso del tiempo el niño recibió el peso de las nuevas tareas.
Surgió la ambición; tuvo que pasar exámenes; tenía amigos con los que conversar y curiosear, por lo tanto, no acudía con tanta frecuencia.

Pero el árbol le esperaba ansiosamente. De su alma lo llamaba: Ven. Ven
Te estoy esperando

El amor espera día y noche. y el árbol esperaba. Se sentía triste cuando el niño no acudía.

El amor se siente triste cuando no puede compartir; el amor se siente triste cuando no puede dar. El amor se siente agradecido cuando puede compartir.
El amor rebosa felicidad cuando puede entregarse totalmente.

A medida que crecía, el niño visitaba cada vez menos al árbol.
El hombre que se vuelve grande, cuyas ambiciones crecen, encuentra menos tiempo para el amor.

El muchacho se encontraba ahora absorto en asuntos mundanos.
Un día, Cuando pasaba por su lado, el árbol le dijo: Te espero, pero no vienes.
Te espero todos los días.

El muchacho respondió: ¿Que tienes? ¿Por qué he de venir?¿Tienes dinero?
Ando en busca de dinero.

El ego siempre se halla motivado. El ego acudirá sólo sin con ello se cumple algún propósito.
Pero el amor es inmotivado. El amor mismo es su recompensa.

El árbol, sorprendido, dijo: Vendrás únicamente si te doy algo?

Aquello que se retiene no es amor. El ego acumula, pero el amor da
incondicionalmente.
No sufrimos esa enfermedad, por eso estamos alegres, dijo el árbol.

Las flores brotan de nuestras ramas; en nosotros maduran muchos frutos.
Damos una sombra tranquilizadora. Danzamos con la brisa Y cantamos canciones. Las aves inocentes saltan y trinan en nuestras ramas, aunque no tengamos dinero.

El día en que nos involucremos con el dinero, tendremos que ir a los templos
como hacen los hombres pusilánimes para aprender a obtener la paz, y para aprender a encontrar el amor. No, no necesitamos para nada el dinero.

El muchacho dijo: Entonces, ¿por qué tendría que ir a visitarte? Iré donde haya dinero, Necesito dinero

El ego pide dinero porque necesita poder

El árbol pensó unos instantes y dijo: No vayas a ningún lado, amor mío.
Recoge mis frutos y véndelos. Con eso obtendrás dinero,

El niño se entusiasmó inmediatamente. Trepó y sacó todas las frutas, incluso las que no estaban aún maduras.

El árbol se sintió contento, aunque algunas ramas se rompieron, aunque cayeron algunas hojas al suelo.

Incluso recibir heridas hace feliz al amor, pero aún obteniendo algo el ego no está contento. El ego siempre desea más.

El árbol no se dió ni cuenta de que el muchacho ni siquiera miró atrás una sola vez para darle las gracias. El aceptar su oferta de recoger y vender los frutos era para él suficiente agradecimiento.

Durante largo tiempo el muchacho no regresó. Ahora tenía dinero
y estaba ocupado haciendo más dinero. Había olvidado totalmente al árbol.

Pasaron los años.
El árbol estaba triste: anhelaba el regreso del muchacho
como una madre cuyos pechos se hallan llenos de leche, pero cuyo hijo se ha perdido. Todo su ser está anhelando al niño, busca enloquecidamente al niño
para que la alivie. Tal era el grito interno de ese árbol. Todo su ser estaba en agonía.

Después de muchos años, el muchacho, que ahora era un hombre, fue a ver al árbol.El árbol le dijo: Ven hijo mío. Ven, abrázame

El hombre respondió: «Deja el sentimentalismo. Eso era cosa de la niñez.
Yo no soy un niño».
El ego toma al amor por una locura, por una fantasía infantil.

Pero el árbol le invitó: Ven, balancéate en mis ramas. Danza, juega conmigo.
El hombre le respondió: Deja de decir tonterías. Deseo construir una casa.
¿Puedes darme una casa?

El árbol exclamó: ¿Una casa?? Yo vivo sin una casa.
Sólo los hombres viven en casa. Nadie más vive en casas, excepto el hombre.
Y ¿te das cuenta del estado en que se encuentra debido al confinamiento entre cuatro paredes? Cuanto más grandes son los edificios que construye
mas pequeño se vuelve.
No vivimos en casas, pero puedes cortar y llevarte mis ramas, y con ellas podrás construir una casa

Sin perder tiempo, el hombre trajo un hacha y cortó todas las ramas del árbol.
El árbol era ahora un mero tronco desnudo.

Pero al amor no le importan estas cosas, aun a costa de entregarse a sí mismo
por el amado. El amor es dar; siempre está dispuesto a dar.

El hombre ni se molestó en agradecérselo al árbol. Construyó su casa, y los días se convirtieron en años.

El tronco esperó y esperó Deseaba gritar, pero ni siquiera tenía ramas u hojas que le dieran fuerza, El viento sopló, pero él no pudo entregar al viento ningún mensaje. Aún así, su alma solo contenía una plegaria: Ven, amor mío, Ven

Pero nada ocurría. El tiempo paso, y el hombre era ahora un anciano.
Una vez pasó por allí y se detuvo junto al árbol.

El árbol preguntó: ¿Que mas puedo hacer por ti. Has venido después de mucho
tiempo?

El hombre dijo: ¿Que más puedes hacer por mi?
Quiero viajar a lejanos países para ganar mas dinero. Necesito un barco para viajar.

Con alegría el árbol le dijo: Pero eso no es un problema. Corta mi tronco
Y haz un bote con él. Estaré muy contento de ayudarte a que viajes a países lejanos para ganar dinero.
Pero por favor, recuerda que siempre estaré esperando tu regreso

El hombre trajo una sierra, cortó el tronco, construyó un bote y se fue
navegando.

Ahora el árbol es un pequeño tocon. Y espera a que su amado regrese.
Espera, espera, y espera.

El hombre nunca regresará; el ego sólo va allí donde pueda obtener algo, y ahora el árbol no tiene nada, no tiene absolutamente nada que ofrecer.

El ego no acude allí donde no puede lograr algún beneficio.El ego es un eterno mendigo, siempre pidiendo, y el amor es bondad.
El amor es un rey. ¡Un emperador!
¿Existe acaso un rey mas grande que el amor?

Una noche, me encontraba descansando cerca de ese tocón.
El árbol me susurró: Ese amigo mío aún no ha regresado.
Estoy muy preocupado; no sea que se haya ahogado, no sea que se haya perdido. Puede haberse perdido en uno de esos lejanos países.
Puede que haya muerto. ¡Cuanto deseo recibir noticias suyas!
A medida que me acerco al fin de mi vida, me sentiría satisfecho si supiera algo de él. Entonces podría morir contento.
Pero él no vendría ni aunque lo llamase, porque no me queda nada que dar,
y él solo entiende el lenguaje de obtener.

El ego solo comprende el lenguaje del obtener.
El amor es el lenguaje del dar.

No puedo decir mas que esto. Además no hay nada mas que decir que
esto: Si la vida pudiese ser como ese árbol, extendiendo ampliamente sus ramas, de modo que todos y cada uno de nosotros pudiéramos guarecernos bajo su sombra, entonces podríamos comprender lo que es el amor.

No hay escrituras mapas o diccionarios para el amor.
No hay un manual de Principios para el amor.

Me preguntaba qué podría decir acerca del amor? Es difícil describirlo.
El amor está simplemente presente.
Probablemente puedas verlo si vienes y me miras a los ojos.
Me pegunto si lo puedes sentir cuando mis brazos se extienden para abrazarte.

El amor: ¿Que es el amor?

Si no lo sientes en mis ojos,
en mis brazos, en mi silencio,
nunca podrá ser entendido con mis palabras.


Fuente:
www.lapaginadelavida.org

Buenasiembra

Historia de sapos y ranas


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Era una mañana fresca y luminosa. El mes de marzo apenas asomaba en el calendario y en el Jardín de Infantes de la laguna Piedra Libre, todos los animalitos en edad preescolar, se preparaban para su primer día de clases.
Con sus moños grandes y amarillos en la cabeza y el delantal de broderie, las dos ranitas mas lindas y traviesas de la laguna aguardaban ansiosas junto a sus compañeritos, la llegada de Doña Garza, la nueva “Seño”.
Cuando al fin comenzó la clase y de a uno, los pequeños animalitos, fueron diciendo sus nombres con mucha vergüenza y emoción:
—Marcelito… —dijo un pequeño y gris pajarito.
—¡Ramón Castillo! —dijo un grillo.
—Alvarito… —dijo en voz baja el patito.
Y así, fueron presentándose hasta que llegó el turno de las coquetas ranitas que eran gemelas y les encantaba ser el centro de atención…
¡Cuánta fue la sorpresa de todos —incluyendo a la Seño— cuando dijeron sus nombres! Y ellas, muy orondas, mientras disfrutaban un riquísimo desayuno, contaron con lujo de detalles la historia de cómo fueron bautizadas con aquellos nombres:

“Resulta que, cuando Doña Rana Ana estaba embarazada de las ranitas, es decir, en la dulce espera, un buen día Don Sapo Apo, futuro papá, la invitó a dar un largo paseo por la laguna. Una enorme y bellísima hoja de camalote, brillando al sol, los esperaba en la orilla.
Entonces, Don Sapo Apo, dio un saltito y se ubicó en la hoja: ¡Pliff!… pero, Doña Rana Ana, con su gran panza, casi la da vuelta: ¡Plaff!… Finalmente, salvado el inconveniente, la feliz pareja disfrutó de la brisa que los remolcaba lentamente sobre las verdes aguas.
Al atardecer, viendo Don Sapo Apo que su esposa estaba muy, pero muy cansada, decidió que ya era tiempo de regresar. Una vez junto a la orilla, el Sapo Apo, de un saltito: ¡Pliff!, aterrizó en los matorrales. Pero cuando Doña Rana Ana dio el suyo: ¡Plaff! …zuuuuuuummmmmmm, ¡la pobre resbaló!… y fue a dar de cabeza contra un tronco de caña.
Con semejante golpe, Doña Rana Ana se desmayó y su marido, asustado y sin saber qué hacer, comenzó a dar grandes saltos pidiendo ayuda:
—¡Auxilio! ¡Socorro!… ¡Doña Rana Ana se ha caído!
En su desesperación al ver que no despertaba, Don Sapo Apo comenzó a llorar desconsolado:
—¡Ay Doña Rana Ana!… snif… snif…
—¡Ay Diosito querido! ¡Qué gran macana! snif… snif…
—¡Ay qué desgracia la mía! ¡Que maca… snif… nita… snif… snif! ¡Qué maca… snif… nita… snif!
De tan preocupado, Don Sapo Apo no se dio cuenta que su esposa, al fin, había despertado y con sus grandes ojos, lo miraba muy sonriente. Tomándolo de una pata, lo sacudió un poquito para que dejara de lloriquear y muy seria, le dijo:
—Mi amado Sapo Apo… ¡ya tengo los nombres para nuestras gemelas!
—¿Qué??? —preguntó el Sapo Apo, aliviado de que sólo hubiera sido un susto, pero sorprendido del buen humor de su esposa a pesar del golpe.
—Cariño…te digo que ya sé cómo llamaremos a nuestras ranitas —le dijo ella tan contenta—. Se llamarán: ¡Maca… y… Nita!… ¿Qué te parece? ¿No es una idea genial?
Y dicho esto, emprendió el camino de regreso, saltito tras saltito, dejando atrás a papá Sapo, con la boca abierta, ¡sin entender un pepino!”

—Y así fue cómo obtuvimos… ¡nuestros preciosos nombres! —exclamaron Maca y Nita al mismo tiempo.

Cuento de Adriana Lamela

Imagen y Fuente: www.edicionesdelsur.com