Los castillos se quedaron solos,
sin princesas ni caballeros.
Solos a la orilla de un río,
vestidos de musgo y silencio.
A las ventanas suben
los pájaros muertos de miedo. Espían salones vacíos,
abandonados terciopelos.
Ciegas sueñan las armaduras
el más sutil de los sueños.
Reposan de largas batallas,
se miran en libros de cuentos.
Los dragones y las alimañas
no los defendieron del tiempo.
Y los castillos están solos,
tristes de sombras y misterios.
María Elena Walsh
(escritora argentina)
Tutú Marambá,
Buenos Aires: Sudamericana, 1969
Maia amiga del alma que te fuiste demasiado temprano, demasiado jóven con tus pollitos tan chiquitos, que tremenda es la memoria…así como así te solté para que pudieras volar al lado del padre…y anoche en una meditación apareciste, de nuevo renació mi alegría de saber que estás y que te tengo bien guardada.
Te pongo con la canción con la cual nos reíamos tanto…parecíamos unas sopranos caseras (y muy) intentando darle una forma agradable a este hermoso tema .
Gracias por tu amistad, por dejarme cuidarte y por estar en las celdillas de mi memoria…como siempre…muy alegre!!!
Un beso Susu