Archivo por días: diciembre 6, 2007

Siete palabras mágicas


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MUÉVETE
Mueve tu casa, tu cama, tu cuerpo. Camina, sal por las montañas, sal de la rutina del trabajo, las relaciones y los patrones de vida. Cambia tu perspectiva. Acércate a aquellas personas con las que puedas ser auténtico y nutran tus sueños más locos. No necesitas mover montañas, trasladar una pequeña piedra puede hacer maravillas.

TOCA
Toca las partes que amas de tu cuerpo. Da abrazos en la panadería, en el parque, en las puertas de toda la ciudad. Besa a la gente en la mejilla. Acaricia a tu gato o tu perro un poco más. Saborea la sensación de un pañuelo de seda, de una pieza de madera, de las diferentes texturas. El musgo, las cortezas, las rocas y el agua. Mientras más lo hagas te sentirás más a gusto con el placer de tocar.

ESCUCHA
Siéntate en silencio y observa cuanto hay allí para ser escuchado. Escucha a la gente, lo que realmente están diciendo. Escucha hasta la última nota de cada canción. Escucha tu voz interna, esa que solo escuchas cuando la confusión de cada día disminuye. Oye el susurro de las hojas, el llamado de las ranas, el crujido de la madera ardiendo en tu chimenea. Escucha con tu corazón y siempre escucha aquello que nunca es hablado.

SIENTE
El dolor, experimenta el gozo, hasta que sientas que vas a evaporarte. Permítete reír hasta que te duela, siente el amor desde lo más profundo de tu corazón. Ríndete a la sensualidad de la vida. Enójate y expresa tu furia, si es el caso, pero hazlo a solas. Si no sientes de verdad, no estás vivo.

CONFÍA
Tu sabes lo que necesitas saber. Detén tus dudas. Aquella cosquilla interna es tu más alta verdad y ella te servirá del mejor modo. Te arrepientes cuando desconoces o niegas tu intuición. Ten esto en cuenta: Finalmente, tú y sólo tú sabes lo que es mejor para ti. Si consumes, sin darte cuenta, todo tu día pintando, eso es lo que debes hacer. Si te encanta caminar al lado del océano, encuentra la forma de llegar allí. Si no confías completamente en ti, te conviertes en moho.

REÚNETE
Con los hombres y mujeres que amas. Toma el té acompañado, camina en compañía por el bosque, conversa y habla, lee en voz alta para otros.Celebra que tu cabello, tu piel, tu cuerpo y tus historias son diferentes a las de los otros y a su vez son completamente parecidas. Cocina y come en compañía.

RECIBE
Por una vez, deja de dar y dar y dar a todos menos a ti mismo. Acepta los cumplidos con gracia. La voz que necesitas oír, el abrazo, ese momento para conversar, la comida en tu mesa, el dinero que necesitas, siempre serán suministrados. Ábrete a recibir, abre tus manos para que sean llenadas con abundancia. Recibe todas las cosas buenas que mereces y recuerda mostrar gratitud por tu vida.

Mi ángel amado, eres LUZ, yo soy LUZ, todos somos LUZ; en UNIDAD

Fuente: www.actosdeamor.com

El árbol confundido


 

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Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso

jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos.

Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste. El pobre tenía un problema: «No sabía quién era.»

Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano, si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas.

«¿Ves que fácil es?»

No lo escuches, exigía el rosal. Es más sencillo tener rosas y «¿Ves que bellas son?»

Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.

Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó:

– No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución:

«No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas… Sé tu mismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz

interior.» Y dicho esto, el búho desapareció.

¿Mi voz interior…? ¿Ser yo mismo…? ¿Conocerme…? Se preguntaba el árbol desesperado, cuando de pronto, comprendió…

 Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:

«Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un

roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje…

Tienes una misión «Cúmplela».

Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado. Así, pronto

llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.

Sólo nosotros podemos saber quiénes somos…

Desconozco su autor

Imagen :http://www.tinkinactive.com

Fuente: http://www.nuestraedad.com.mx

Vida de Hadas


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Hadas de lujo

En contraste con las hadas rurales, que habitan en los bosques, ríos y montañas, los más nobles seres de esta raza, considerados como los descendientes de las antiguas divinidades paganas, viven en suntuosos palacios de cristal bajo la tierra, en las profundidades del mar o en míticas islas y en cuyos amplios salones, espléndidamente iluminados, ocultan y protegen fabulosos tesoros de la ambición humana.Son hadas de extrema belleza, de gran poder y de un talento excepcional para la música. Pasan el tiempo en fiestas, cacerías y cabalgatas y se desplazan siempre formando un majestuoso cortejo precedido por la pareja real sobre un carruaje de oro.Éstas aristócratas hadas se sienten especialmente atraídas por la belleza, la diversión y el lujo. En sus banquetes, sobre mesas rebozadas de guirnaldas de flores, las hadas degustan sabrosos manjares con cubiertos de oro y plata, adornados con piedras preciosas, y beben en copas del cristal más fino, envueltas por una música suave que es la expresión misma de la sensibilidad de su reino.Las piezas de sus vestidos de fiesta son de una elegancia exquisita: coronas hechas con pétalos de lirio o de perfumadas rosas y largos trajes florales, bordados con hilo de seda de araña, en los que predominan el color blanco, dorado y azul, y centellean como perlas, gotitas de rocío y escarcha.El ser humano que tenga la suerte de presenciar un cortejo de hadas, quedará sorprendido del esplendor que envuelve a esos ágiles y elegantes jinetes, montados en caballos blancos, de largas crines, vistosamente guarnecidos. Se verá seducido y arrastrado de manera prodigiosa hasta el palacio real, olvidándose de la vida terrenal y sucumbiendo a la placentera existencia del mundo feérico para siempre, aunque semejante visión también puede acarrearle fatales consecuencias. A estas hadas les gusta tanto las celebraciones que no dudan en participar en las fiestas de los mortales, adoptando forma humana. Su presencia allí es a menudo peligrosa.

Fuente:embrujando.iespana.es