Archivo por días: mayo 24, 2008

Siente: «yo soy»


 Yo existo. Profundiza en este sentimiento. Siéntate, simplemente, y profundiza en este sentimiento- Existo, soy. Siéntelo, no pienses en ello, porque puedes decirlo con la mente-yo soy-y es inútil. Tu cabeza lo deshace todo. No sigas repitiendo con la cabeza yo soy, existo . Es inútil, no sirve para nada.Ese no es el punto.

Siéntelo profundamente, en tus huesos. Siéntelo en todo tu cuerpo. Siéntelo como una unidad total, no en la cabeza. Simplemente siéntelo-yo soy. No utilices las palabras » yo soy «.

No las conviertas en un mantra, no digas mientras estás sentado:»existo». No hay necesidad. Todo mundo lo sabe y tú ya sabes que existes;no hace falta, es inútil. Siéntelo-existo. Sentir es una cosa diferente, totalmente diferente.

.Inténtalo. Lo puedes hacer en cualquier parte: simplemente cuando vayas en un autobús, o viajes en un tren, o cuando te sientes simplemente, o te acuestes en tu cama, trata de sentir la existencia como es; no pienses en ello.

Cuando empiezas a sentir la existencia, el mundo en su totalidad se convierte en algo vivo para tí de una forma completamente diferente, como si no lo hubieras conocido. Entonces pasas por la misma calle y la calle ya no es la misma, porque ahora estás integrado con la existencia. Te encuentras con los mismos amigos, pero ellos ya no son los mismos, porque tú eres diferente.

Cuando estás integrado,eres uno con la totalidad, y la existencia existe para tí. No eres un mendigo; de pronto te conviertes en un emperador.

Además, cuando lo sientas, no le pongas límites. Siéntelo ilimitadamente. No le pongas términos: no existen. No termina en ninguna parte. El mundo no empieza en ninguna parte;el mundo no termina en ninguna parte. La existencia no tiene principio ni final. Tú tampoco tienes un comienzo; tú tampoco tienes un final.

Osho:tomado de El libro de los secretos

Sarah y El Zapato Viejo


¿Listos para una parábola realmente breve? Me gusta mucho esta parábola porque representa cómo pienso algunas veces. Puedo identificarme con hacerme cómodo con… ¡casi todo! ¿Por qué cambiar si las cosas funcionan? ¿Qué? ¿Me dice que no funciona? Esto es una tontería.

Sarah era una mujer iluminada de la nueva era. Comprendió cómo tomar responsabilidad de su vida y que tenía que encontrar una razón para estar en el planeta. Sarah, por lo tanto, preguntó a sus guías cómo buscar su “sitio dulce” (el lugar dónde sentía que tenía que estar), y le dieron una buena informa­ción. Comprendió los procesos y se dispuso a co-crear lo que sabía que era su pasión.

Sarah deseaba ser parte de la ecología del planeta —ayudar a mejorar la Tierra y todos los que vivían en ella. Así, a través de una ventana de oportunidad que apareció de repente (¿coincidencia?), tuvo la oportu­nidad de hacer exactamente esto. La oportunidad vino en forma de un trabajo en una compañía que trabajaba con sistemas ecológicos sofisticados; algo que interesaba muchísimo a Sarah y que le hacía sen­tir que podía hacer algo diferente para muchas otras personas. Su nuevo trabajo la obligaba a cruzar la ciu­dad cada día para trabajar en una cómoda oficina donde podía cumplir el objetivo de su vida.

-Por esto estoy aquí —reconocía—. Siento tal pasión por esto.

Se sentía alegre y en paz. Todo iba bien cuando empezó a trabajar, excepto por una cosa. Verán, al encarnarse para venir a este planeta, Sarah llegó con miedo a los sitios pequeños. Para llegar a su trabajo, Sarah tenía que ir en metro, y dos veces al día la expe­riencia la paralizaba. Cada mañana entraba en el metro y se fundía lentamente en su propio miedo. Estaba ansiosa, agarrada al poste con su mano sudosa, y su corazón batía violentamente durante los 25 minutos que duraba el trayecto hasta su maravilloso trabajo.

Después de un mes, Sarah fue a ver a sus guías y admitió con dolor:

-Esto no funciona. Tengo que encontrar otro trabajo.

Sus guías le preguntaron:

—¿Cómo es posible? ¿No co-creaste la situación exacta que pediste? ¿No es esto una victoria?

—No puedo continuar en este trabajo a causa de mi miedo a los sitios pequeños —contestó Sara—. Me arruina todo el día, dos veces, ¡ir y venir!

-Sarah, -sugirieron sus guías-, ¿qué tal si eliminamos el miedo, no el trabajo?             

—No lo sé -contestó Sarah dudosa—, he tenido miedo a los sitios pequeños durante 35 años; sólo he tenido este trabajo durante un mes.

Como ven, Sarah estaba cómoda con su miedo. Como un viejo zapato, era algo así como un amigo, una cantidad conocida, algo que siempre estaba allí. Y como un viejo zapato, puede ser feo y en jirones, pero lo había llevado durante tanto tiempo que era la última cosa que sentía que se podía cambiar.

POSTDATA DEL AUTOR

De nuevo, esta es una historia real. Sarah existe y también su miedo a los sitios pequeños, el trabajo y el problema son reales. Le alegrará saber que Sarah arremetió contra sus miedos y que cada día utiliza el metro en paz y alegría para llegar a su maravilloso trabajo. Pero hubo un tiempo en que dudó que pudiera hacer­lo. Se decía, ”¿Qué? Este problema psicológico siempre ha estado aquí. ¿Cómo podría desaparecer? ¡Es pedir demasiado!”

Sarah finalmente decidió que el trabajo era más importante que su miedo y descubrió, para su sorpresa, que su intento de anular su claustrofobia era recompen­sado por Dios con resultados casi inmediatos. Igual que su mente estaba preparada para crear un miedo a los sitios cerrados, su mente también tenía la disponibilidad y la habilidad de anularlos; ¡y tomó el control de la situación e hizo exactamente esto! ¡Qué concepto!

Parábola tomada del Libro IV de Kryon –

“Las Parábolas de Kryon” a través de Lee Carroll

Fuente: Angeles Amor

 

 

La nueva Tierra


 

Dibujo con estas simples palabras un espléndido y gigantesco Sol, para que sientas la calidez del amor que mansamente abarcará todo tu cuerpo. Sus rayos tienen colores puros e intensos, pues mi mano es guiada por la maestría de un ángel. Cada haz de luz vagará por tu interior, coronando tu espíritu con la gracia divina. Acudo a librarte del cotidiano ritmo alocado, que te oxida y densifica, para viajar en una nube a visitar la nueva Tierra.

Dame tu mano y cerrá los ojos. Un mago anciano contará hasta tres y al agitar su varita comenzará la travesía interdimensional. Escuchemos: Uno, dos, tres… ¡Cuánta claridad! ¿Verdad que es preciosa y reluciente? Esto es lo que llamo vivir en paz y armonía. Nos sentimos mareados pues, sin darnos cuenta, nos habituamos a inhalar la asfixiante presión de los pensamientos negativos. Aquí se respira la rica y saludable liviandad de la unidad.

No hay guerras ni maldad, se reconocen hermanos. No existen las fronteras. Saben que son gotas de un mismo río que fluye hacia el océano cósmico de la existencia. Sentí. Es la suave melodía de los cuatro elementos manifestando el equilibrio. El cielo es diáfano, está libre de oscuras mezquindades. ¡Mirá qué paisajes! Cuántos aromas. Disfrutá estas maravillas. ¿Conocías flores tan fascinantes? Aquí la vida celebra, por eso todo relumbra.

Presenciamos una minúscula parte de este edén esplendoroso, ya que sólo vemos lo que nuestra mente conoce. De todos modos impacta contemplar tanto despliegue de elegancia y hermosura. Nuestra intuición nos consuela. Dice que confiemos en que pronto veremos más, cuando caiga el velo del olvido. Ahí está de nuevo el anciano. Nos anuncia, con su magia, el final del recorrido soplando asombrosos pétalos. Daban ganas de seguir, ¿no?

¿Sabés por qué esta vibración te resultó tan familiar? Fuimos al centro de tu pecho para que recuerdes el enorme valor que tiene tu lumínica tarea, de seguir edificando puentes que conecten ambos mundos. La nueva Tierra está en tu corazón. Si alguien se burla cuando digas que viajaste en una nube, preguntale si hace mucho que no visita su interior y llevalo de paseo. Con estas letras me despido, pintándole al Sol una brillante sonrisa.

(Por Julio Andrés Pagano) 
 

Visitá: www.proyecto-despertar.com.ar