Archivo por días: mayo 31, 2008

Al comenzar el día


Al empezar cada día, trataré de aprender algo nuevo sobre mí, sobre ti y sobre el mundo en que vivimos, de tal modo que pueda continuar sintiendo y viviendo todas las cosas como si acabaran de nacer.

Al empezar el día, me acordaré de participarte mi alegría, así como mi pena, de manera que nos podamos conocer mejor el uno al otro.

Al empezar cada día, me pondré a escucharte de verdad e intentaré comprender tu punto de vista, al tiempo que trataré de darte el mío de la forma más suave, recordando que ambos estamos creciendo y cambiando y cambiando de mil formas distintas.

Al empezar el día, recordaré que soy un ser humano y no exigiré de tí la perfección hasta que yo sea perfecto.

Al empezar cada día, me cuidaré de acercarme a ti y acariciarte con ternura, porque no quiero dejar de sentirte.

Al empezar el día, me dedicaré a renovarme como hombre que ama y a esperar los acontecimientos.

Del libro Vivir, Amar y Aprender
2008 autor: Leo Buscaglia.

Fuente: http://www.shoshan.cl

El bordado de Dios


Cuando yo era pequeño, mi mamá solía coser mucho. Yo me sentaba cerca de ella y le preguntaba qué estaba haciendo. Ella me respondió que estaba bordando.
Yo observaba el trabajo de mi mamá desde una posición más baja que donde estaba sentada ella, así siempre se quejaba diciéndole que desde mi punto de vista lo que estaba haciendo me parecía muy confuso.
Ella me sonreía, miraba hacia abajo y gentilmente me decía:
-Hijo, ve afuera a jugar un rato y cuando haya terminado mi bordado, te pondré sobre mi regazo y te dejaré verlo desde mi posición.
Me preguntaba por qué ella usaba algunos hilos de colores oscuros y por qué me parecían tan desordenados desde donde yo estaba. Unos minutos más tarde escuchaba la voz de mi mamá diciéndome:
-Hijo, ven y siéntate en mi regazo.
Yo lo hacía de inmediato y me sorprendía y emocionaba al ve la hermosa flor o el bello atardecer en el bordado.
No podía creerlo; desde abajo se veía tan confuso…
Entonces mi mamá me decía:
-Hijo mío, desde abajo se veía confuso y desordenado, pero no te dabas cuenta de que había un plan arriba. Había un diseño, sólo lo estaba siguiendo. Ahora míralo desde mi posición y sabrás lo que estaba haciendo. Muchas veces a lo largo de los años he mirado al Cielo y he dicho:
-Padre, ¿qué estás haciendo?
Él responde:
-Estoy bordando tu vida.
Entonces yo le replico:
-Pero se ve tan confuso, es un desorden. Los hilos parecen tan oscuros ¿por qué no son más brillantes?
El Padre me decía:
-Mi niño, ocúpate de tu trabajo… yo haciendo el mío, un día te traeré al cielo, te pondré sobre mi regazo y verás el plan desde mi posición. Entonces entenderás.

Fuente: www.claudiomdominguez.com.ar
 

 

 

VESTUARIO DE HADAS


                                                  

 

            En cuanto a cómo van vestidas o adornadas, puede haber tantas maneras como hadas. Es cierto que suelen ser muy coquetas, pero también se puede ser coqueta con total sencillez. El modo de vestir además de distinguirlas las define, es decir, según el tipo de ropa que llevan podemos intuir cómo son. Algunas escogen para su adorno vaporosos vestidos o túnicas blancas, como las damas blancas, las anjanas o las hadas madrinas. No es casual que identificándose con el blanco, color de la pureza y la bondad, estas hadas sean benéficas y protectoras con el ser humano. Otras visten de verde. El color verde es el color de la naturaleza, de las hojas, lo que permite que se puedan confundir, mimetizar con el medio.
Si van de verde, confundiéndose con las hojas, sin duda son unas hadas traviesas y juguetonas, como las Damas Verdes, que se divierten burlándose de los humanos. Si recordamos a Campanilla, su traje verde nos confirma su forma de ser caprichosa y juguetona.

 

Algunos autores afirman que el traje verde nos avisa de que nos encontramos ante un hada agrupada, mientras que el rojo nos informa de que se trata de un hada solitaria. Yo no mantengo esta distinción, porque, ¿qué ocurre con aquellas que van de blanco, vestidas con pieles de animales, con ricos vestidos bordados de dorado o simplemente van desnudas? Se nos escapan tantas hadas que la simplificación rojo/verde no puede ser un punto de partida.
 

Y volviendo a los trajes, otras prefieren taparse con pieles de animales, como las Aguane. Las Aguane son guardianas de los bosques, protectoras de sus animalitos. Conocen el lenguaje animal, se visten como ellos y los protegen, ¿es o no casual que prefieran vestirse como ellos?
 

Las Rusalki, en cambio, prefieren ir simplemente desnudas o adornadas con hojas. La relación o identificación de las Rusalki con la naturaleza es muy grande, pueden incluso controlar la lluvia o el viento, y según esto ¿hay algo más natural que el propio cuerpo desnudo?
Otras prefieren el esplendor, la hermosura, los adornos, la riqueza. No nos confundimos al pensar en unas hadas aristocráticas. Entonces hablamos de joyas, lazos, adornos, tules, elegancia, velos y colores. Es la nobleza, marcando siempre la diferencia. Pero afirmar esto es tirar por tierra la frase “el hábito no hace al monje”, pero ¿acaso no son las hadas mucho más simples de pensamiento que nosotros? ¿Por qué extrañarnos de su simpleza al escoger la ropa de vestir?

 
Fuente: http://www.elmundodelashadas.com
 

Aura protectora


 

 

Cuándo: Todas las noches, justo antes de dormir. En la mañana,lo primero al despertarse.
Duración:4-5 minutos.

Primer paso: Imagina un halo
Siéntate en la cama e imagina una aura alrededor de tu cuerpo, sólo a unos quince centímetros de tu cuerpo, con la misma forma del cuerpo…rodeándote, protegiéndote. Se convertirá en una capa protectora. Sin dejar este sentimiento, ponte a dormir, quédate dormido imaginando esa aura como una manta a tu alrededor que te protege de cualquier tensión que venga de afuera, de cualquier pensamiento que venga de afuera. Ninguna vibración externa puede penetrar en ti. Te quedarás dormido, pero lo que has imaginado entrará en el inconsciente para convertirse en una tremenda fuerza y energía.

Segundo paso: En la mañana…
En la mañana, cuando sientas que el sueño se ha ido, no abras los ojos: simplemente siente tu aura por todo el cuerpo protegiéndote.Hazlo durante cuatro o cinco minutos y luego levántate.

Tercer paso:Todo el tiempo…
Al tomar tu baño,al tomar el té, continúa recordándolo. En cualquier otro momento del día, cuando lo recuerdes, sentado en un automóvil o en el tren, o cuando no haces nada en la oficina, simplemente relájate en ello nuevamente.

Este [agotamiento] se da en muchas personas, porque no sabemos cómo protegernos. Los otros no sólo están ahí si no que emiten su ser continuamente por medio de vibraciones sutiles. Alguien pasa a tu lado y te traspasa algo [energía] a ti: si eres receptivo y no tienes una aura protectora… y la meditación lo vuelve a uno muy receptivo.

Por tanto, si estás solo, éso está bien. Si estás rodeado de gente meditativa: muy bien. Pero, cuando estás en el mundo, en el mercado, y las personas no son meditativas, si no que están muy tensas y ansiosas, tú empiezas a absorber esa energía. Después de meditar uno tiene que crear un aura protectora. Algunas veces esto sucede automáticamente, algunas veces no. Si a ti no te sucede automáticamente, tienes que procurártelo. Se producirá en el término de tres meses. En algún momento, entre tres semanas y tres meses, empezarás a sentirte muy poderoso».

Dance Your Way to God -Osho