Con el otoño se inicia el ciclo oscuro, en el que la luz del día dura menos que la noche y tiene su cima en el solsticio de invierno. Es un buen momento para terminar los proyectos empezados y de iniciar actividades más orientadas hacia la casa y el interior. Es el período de la comunicación y el trabajo mental. Cultivar el pensamiento claro, la apertura a las nuevas ideas y la capacidad de relajación. También es propicio estar en contacto con nuestros sentimientos y compartirlos con los demás, lo que nos ayudará a perder la sensación de soledad y separación y comenzar a experimentar la conexión con todas las cosas.
Para los pulmones y el intestino grueso, el equilibrio de la entrada –con el aire que respiramos y los alimentos que ingerimos-, y la salida –con la espiración, la actividad y la eliminación-, resulta decisivo para el mantenimiento de la salud.
Es el momento de asumir responsabilidad total del modo de sentirse día a día. Aprendamos a escucharnos, de modo que no tengamos que enfermarnos para cambiar de vida. Manteniendo la mente y el cuerpo abiertos, abriremos el camino a las visiones y pensamientos positivos, y el amor del corazón lo llenará todo.
Equilibrio |
Desequilibrio |
Consolidación |
Indecisión |
Comunicación |
Confusión |
Nuevas disciplinas, trabajo productivo, estudio, claridad |
Excesiva permisividad, café, tabaco |
Paseos tranquilos |
Mucha demanda de energía |
Descanso |
Fatiga |
Con un sincero abrazo otoñal,
Sergio Hache