Archivo por días: marzo 5, 2013

CUANDO LA ANSIEDAD INVADE EL CUERPO


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Palpitaciones, sudoración, sensación de ahogo, opresión en el pecho, nauseas, mareo, sensación de desmayo, hormigueo en las piernas , escalofrió o sofocación , que me está pasando? Me voy a morir!! Pierdo el control de mi cuerpo! Voy a enloquecer!

Los seres humanos estamos constantemente tratando de evaluar y comprender que ocurre

alrededor nuestro y en el mundo. Cuando ignoramos que nos pasa tendemos a interpretar las sensaciones de nuestro cuerpo como indicadoras de enfermedad o pérdida de control.

Lo que en realidad pasa en este caso es que estamos frente a alguien que  sufre un ataque de pánico .

Para hablar de ataques de pánico tenemos que comenzar definiendo qué es la ansiedad.

La ansiedad es la mas común y universal de las emociones básicas del ser humano y se encuentra presente a lo largo de toda la vida. I mplica la preparación de la persona ante situaciones que percibe como amenazadoras o peligrosas haciendo que esta se prepare para defenderse o escaparse.

Cuando el nivel de ansiedad se eleva , se exagera n las posibilidades de peligro de un acontecimiento p or e j. s e interpreta  cierto malestar como la ap arición de un infarto inminente . También este pensamient o suele hacer que se minimice la propia capacidad de hacer frente a la situación. A nivel emocional la persona se siente nerviosa, con deseos de huir de la situación vivida como peligrosa. Su conducta puede incluir la inhibición del habla, la conducta de escapar o la inquietud motora. Su cuerpo puede responder, con síntomas como la sudoración, taquicardia, dificultades respiratorias, tensión motora, insomnio, etc.

Si a estos pensamientos y sensaciones corporales le agregamos una vivencia de miedo o terror intenso con sensación de descontrol, desmayo o muerte inminente, nos encontramos ante una persona que atraviesa un ataque de pánico.

Entonces, l a reacción física del organismo , los “síntomas” : palpitaciones, sudoración, sensación de ahogo, opresión en el pecho, etc son la respuesta normal del individuo ante una situación amenazante y lo prepara para la huida o el ataque, su finalidad es la protección del individuo, en el ataque de pánico esta respuesta se da sin que exista un peligro verdadero. O curre así porque 1 de cada 30 personas tiene el sistema de alarma del cerebro hipersensible, es decir que se activa sin motivo real, como una falsa alarma. Una vez activada y ante los síntomas físicos , la persona busca una explicación a lo que le pasa y aparece el miedo a morir o volverse loco.

Las próximas crisis de pánico se dan porque ante el mínimo indicio de palpitaciones, sudoración o cualquier malestar en el cuerpo será interpretado como indicador de que el episodio volverá a repetirse, reapareciendo el miedo, los pensamiento catastróficos y con ellos el resto de los síntomas.

Cuando las crisis tienden a repetirse la persona que las padece deja de ser el que era antes, no tiene descanso, se vuelve asustadizo, pierde su seguridad, trata de evitar las situaciones o lugares en las que ocurrieron los ataques y donde se pueda sentir atrapado o desamparado.

Es el momento de hacer un tratamiento que le ayude , en principio a disminuir la intensidad y frecuencia de las crisis,  acercando sus pensamientos e imágenes a una interpretación más acertada de la realidad, con la finalidad de recuperar la confianza en si misma y en sus potencialidades para correrse definitivamente del camino que concluye en el ataque de pánico.

Fuente: http://www.centrodynamis.com.ar/

¿En qué momento dejamos de amar?


La pérdida de la inocencia

Los humanos somos, por naturaleza, seres muy sensibles. Pero si tenemos una sensibilidad tan elevada es porque percibimos todas las cosas a través del cuerpo emocional.

Este cuerpo emocional es como un aparato de radio que se puede sintonizar para percibir determinadas frecuencias o bien para reaccionar frente a otras.

La frecuencia normal de los seres humanos 
antes de la domesticación se ajusta 
en la exploración y el disfrute de la vida; 
estamos sintonizados para amar.

De pequeños no definimos el amor como un concepto abstracto, sólo lo vivimos.

Es tal como somos.Tanto el cuerpo emocional como el cuerpo físico cuentan con un componente parecido a un sistema de alarma que nos permite saber cuándo algo no va bien.

En el caso del cuerpo físico este sistema de aviso es lo que denominamos dolor.

Cuando sentimos dolor es porque hay algún problema en nuestro cuerpo, algo que es necesario examinar y sanar. En el caso del cuerpo emocional, el sistema de alarma es el miedo. Siempre que sentimos miedo es porque alguna cosa no va bien. Quizá corra peligro nuestra vida.

El cuerpo emocional percibe las emociones, pero no a través de los ojos. Las emociones se perciben a través del cuerpo emocional.

Los niños sencillamente «sienten» emociones, pero su mente racional no las interpreta ni las cuestiona. Esta es la razón por la que aceptan a determinadas personas y rechazan a otras. Cuando no se sienten seguros cerca de una persona, la rechazan porque son capaces de sentir las emociones que esa persona proyecta.

Los niños perciben fácilmente cuando alguien está enfadado, ya que su sistema de alarma les provoca un pequeño miedo que les dice: «No te acerques», y siguiendo su instinto, no lo hacen.

Aprendemos a tener un determinado estado emocional
 según la energía emocional que impregne nuestro hogar 
y de cómo reaccionemos personalmente a esa energía. 

A eso se debe que cada componente de la familia, aunque sean hermanos, reaccione de un modo diferente dependiendo de la manera en que haya aprendido a defenderse a sí mismo y a adaptarse a las circunstancias.

Cuando los padres se pelean constantemente, falta la armonía y el respeto entre ellos, y se mienten, los niños siguen su ejemplo emocional y aprenden a ser como ellos. Y aunque les digan que no sean así y que no mientan, la energía emocional de sus padres y de toda su familia les hará percibir el mundo de una manera similar.

La energía emocional que impregne nuestro hogar sintonizará nuestro cuerpo emocional con esa frecuencia.
El cuerpo emocional empieza a cambiar su sintonización y llega un momento que deja de ser la sintonización normal del ser humano.

Jugamos al juego de los adultos, jugamos al juego del Sueño externo y perdemos.

Perdemos nuestra inocencia, 
perdemos nuestra libertad, 
perdemos nuestra felicidad 
y nuestra tendencia a amar.

Nos vemos forzados a cambiar y empezamos a percibir otro mundo, otra realidad: la realidad de la injusticia, la realidad del dolor emocional, la realidad del veneno emocional.

Bienvenidos al infierno: el infierno que los seres humanos crean, el Sueño del Planeta.

Somos bienvenidos a este infierno, pero no lo hemos inventado nosotros. Ya esta ba aquí antes de que naciésemos.

Si observas a los niños podrás ver 
cómo se destruye el amor verdadero 
y la libertad.

Imagínate a un niño de dos o tres años que corre y se divierte en el parque. Mamá está mirando al pequeño y tiene miedo de que se caiga y se lastime. Entonces se levanta para detenerlo, pero el niño, creyendo que está jugando con él, intenta correr todavía más deprisa. Los coches pasan cerca, por una calle próxima, y eso intensifica todavía más el miedo de mamá hasta que, finalmente, lo atrapa.

El niño espera que ella se ponga a jugar con él, y sin embargo lo único que recibe es una azotaina. ¡Boom! Esto le causa un sobresalto.

La felicidad del niño no era otra cosa que la expresión del amor que emanaba de él, pero después de eso es incapaz de comprender por qué su madre actúa de ese modo.

Con el tiempo, este tipo de sobresalto acabará por bloquear el amor…

Extracto del libro:
LA MAESTRIA DEL AMOR
Sabiduría Tolteca
Dr. Miguel Ruiz