Archivo por meses: abril 2009

Galeano… Para mayores de 40


 

 

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Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco.


     No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar.

    Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales.

    ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó tirar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el pañuelo de tela del bolsillo.

    ¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.

    ¡Guardo los vasos desechables!

    ¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez!

    ¡Apilo como un viejo ridículo las bandejitas de espuma plástica de los pollos!

    ¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos!

    ¡Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida!

    ¡Es más!

    ¡Se compraban para la vida de los que venían después!

    La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, vajillas y hasta palanganas de loza.

    Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de refrigerador tres veces.

    ¡¡Nos están fastidiando! ! ¡¡Yo los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica.

    ¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de los tenis Nike?

     ¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando colchones casa por casa?

    ¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista?

    ¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros?

    Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más y más basura.

    El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad.

    El que tenga menos de 40 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el que recogía la basura!!

    ¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de… años!

    Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII)

    No existía el plástico ni el nylon. La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en la Fiesta de San Juan.

    Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De ‘por ahí’ vengo yo. Y no es que haya sido mejor. Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el ‘guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo’, pasarse al ‘compre y tire que ya se viene el modelo nuevo’.

    Mi cabeza no resiste tanto.

    Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real.

    Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para cambiarlo) Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo.

    Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo?

    ¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron?

    En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos.. . ¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!! ¡¡Guardábamos las tapas de los refrescos!! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo guardábamos!

    ¡¡¡Las cosas que usábamos!!!: mantillas de faroles, ruleros, ondulines y agujas de primus. Y las cosas que nunca usaríamos. Botones que perdían a sus camisas y carreteles que se quedaban sin hilo se iban amontonando en el tercer y en el cuarto cajón. Partes de lapiceras que algún día podíamos volver a precisar. Tubitos de plástico sin la tinta, tubitos de tinta sin el plástico, capuchones sin la lapicera, lapiceras sin el capuchón. Encendedores sin gas o encendedores que perdían el resorte. Resortes que perdían a su encendedor.

    Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned-beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín.

    Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡¡Los diarios!!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver. ¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!!!

    Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los goteros de las medicinas por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos. Y las cajas de cigarros Richmond se volvían cinturones y posa-mates y los frasquitos de las inyecciones con tapitas de goma se amontonaban vaya a saber con qué intención, y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía ‘éste es un 4 de bastos’.

    Los cajones guardaban pedazos izquierdos de pinzas de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en una pinza completa.

    Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden ‘matarlos’ apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada: ¡¡¡ni a Walt Disney!!!

    Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: ‘Cómase el helado y después tire la copita’, nosotros dijimos que sí, pero, ¡¡¡minga que la íbamos a tirar!!! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella.

    Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables.

    Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo y glamour.

    Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la ‘bruja’ como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que la ‘bruja’ me gane de mano y sea yo el entregado.

    Hasta aquí Eduardo Galeano.

Mensaje Angélico del Día:


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«Vive tu Vida como un Eterno Juego Disfrutando cada Momento de Vida en Gozo y Felicidad»…

Si dejaras de analizar todo y solo buscaras cosas que puedas apreciar; en otras palabras, si pudieras decidirte a jugar el juego, y buscar cosas que apreciar, vivirías por siempre feliz.

Respirando en Amor


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 El amor es siempre nuevo; nunca envejece porque no se acumula, no es acumulable.

No conoce pasado; siempre es fresco, tan fresco como las gotas de rocío.

Vive momento a momento. Es atómico. No tiene continuidad, no tiene tradición. A cada instante muere y a cada instante renace de nuevo. Es como el respirar: inhalas, exhalas; vuelves a inhalar, vuelves a exhalar. No acumulas nada en tu interior. Si acumularas el aire, morirías porque se corrompería, dejaría de tener vida. Perdería su vitalidad, su cualidad vital. Igual que ocurre con el respirar, ocurre con el amor. A cada instante es renovado. Siempre que uno resulta atrapado en el amor y deja de respirar, la vida pierde toda importancia.

Y eso es lo que le sucede a todo el mundo: la mente es tan dominante que incluso influye sobre el corazón y lo convierte en posesivo. El corazón no conoce la posesividad, pero la mente lo contamina, lo envenena. Recuérdalo: ¡Enamórate de la existencia! Y deja que el amor sea como el respirar.

Inhala, exhala, pero deja que el amor entre y salga. Poco a poco, con cada respiración tendrás que crear la magia del amor. Conviértelo en una meditación: cuando exhales, siente que estás volcando tu amor en la existencia; cuando inhales, siente que la existencia está volcando su amor en ti.

Y pronto descubrirás que la cualidad de tu respiración está cambiando; empezará a ser algo completamente distinto de todo lo que has conocido. Por eso, en la India, lo denominamos, «prana», vida; no sólo respiración, no sólo es oxígeno. Hay algo más: la vida misma.

A mis obligaciones


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Imagen: Thomas Kinkade

Cumpliendo con mi oficio
piedra con piedra, pluma a pluma,
pasa el invierno y deja
sitios abandonados,
habitaciones muertas:
yo trabajo y trabajo,
debo substituir
tantos olvidos,
llenar de pan las tinieblas,
fundar otra vez la esperanza.

No es para mí sino el polvo,
la lluvia cruel de la estación,
no me reservo nada
sino todo el espacio
y allí trabajar, trabajar,
manifestar la primavera.

A todos tengo que dar algo
cada semana y cada día,
un regalo de color azul,
un pétalo frío del bosque,
y ya de mañana estoy vivo
mientras los otros se sumergen
en la pereza, en el amor,
yo estoy limpiando mi campana,
mi corazón, mis herramientas.

Tengo rocío para todos.

Pablo Neruda

22 de Abril- Día de la TIERRA


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La Gran Invocación

“Desde el punto de Luz en la Mente de Dios,
Que afluya luz a las mentes de los hombres;
Que la Luz descienda a la Tierra.

Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios,
Que afluya amor a los corazones de los hombres;
Que Cristo retorne a la Tierra.

Desde el centro donde la Voluntad de Dios es conocida,
Que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de los hombres;
El propósito que los Maestros conocen y sirven.

Desde el centro que llamamos la raza de los hombres,
Que se realice el Plan de Amor y de Luz,
Y selle la puerta donde se halla el mal.

Desde el Avatar de Síntesis que está Aquí,
Que descienda Su energía a todos los reinos,
Y eleve a la Tierra hasta los Reyes de la Belleza.

Que la Luz, el Amor y el Poder
restablezcan el Plan en la Tierra.”

Del Maestro Djwhal Khul o Maestro Tibetano.

Para Jimmy Cangioli-Love of My Life


Love of my life you’ve hurt me
you’ve broken my heart and now you leave me
love of my life can’t you see
bring it back bring it back
don’t take it away from me
because you don’t know
what it means to me
Love of my life don’t leave me
you’ve taken my love you now desert me
Love of my life can’t you see
bring it back bring it back
don’t take it away from me
because you don’t know
what it means to me
You will remember
when this is blown over
and everything’s all by the way
when i grow older
i will be there at your side to remind you
how i still love you i still love you
Back hurry back
please bring it back home to me
because you don’t know
what it means to me
love of my life
love of my life

From Queen

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Imposible pensarte niña,
ya que te vivo así …de grande
Si, una vez me faltó
un/a hija la vida
lo ha compensado.
Difícil es no quererte,
difícil es olvidarte
y mas aún olvidar
los pasos de tu búsqueda…
Bienvenida Ji 🙂
Besote de Sol para un Sol
Tiempo perdido del Amor…

La Tristeza como Meditación


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 La tristeza puede convertirse en una experiencia tremendamente enriquecedora. Has de trabajarla. Es muy fácil escapar de tu tristeza. Todas las relaciones son, generalmente, formas de escapar de ella; procuras evitarla. Y siempre está ahí, oculta… la corriente continúa. Incluso emerge en numerosas ocasiones en tus relaciones. Entonces tratas de arrojar la responsabilidad sobre el otro, pero eso no es lo que ocurre. Es tu tristeza, tu soledad; aún no la conoces, y por tanto una y otra vez emergerá.

Puedes escapar de ella trabajando, puedes escapar de ella estando ocupado, con tus relaciones, con la sociedad, con esto y lo otro, viajando, pero no desaparecerá porque forma parte de tu ser. Todos nacemos solos; estamos en el mundo, pero solos; nacemos a través de nuestros padres, pero estamos solos. Y todos morimos en soledad; salimos de este mundo solos. Y entre esas dos soledades, nos engañamos. Está bien acumular valor y adentrarte en esta soledad. Por muy difícil y duro que resulte al principio, te compensará enormemente. Una vez que la conozcas, una vez que la disfrutes, una vez que la percibas, no como soledad, sino como silencio, una vez que comprendas que no hay escapatoria, te relajarás.

No puedes remediarlo, de modo que, ¿por qué no disfrutar de ella? ¿por qué no entrar en sus profundidades y saborearla, descubrir qué es? ¿Por qué tienes miedo innecesariamente? Está ahí y es una realidad; es existencial, no accidental. ¿Por qué no conocerla? ¿Por qué no entras en ella y descubres qué es?

Siempre que te sientas triste, siéntate en silencio y deja que esa tristeza te invada; no trates de escapar de ella. Siéntete lo más triste que puedas. No la evites. Recuerda esto. Llora al máximo, tírate por el suelo, revuélcate… y deja que desaparezca por sí misma. No la expulses; se irá, porque nada permanece para siempre.

Cuando se vaya, te sentirás descargado, absolutamente aliviado, como si toda fuerza de gravedad hubiera desaparecido y pudieras volar, sin peso alguno. Es el momento de entrar en ti mismo. Primero, ábrete a la trsiteza. Corrientemente, no te abres a ella; buscas sistemas para poder fijarte en otras cosas; vas al restaurante, te reunes con amigos, lees un libro o vas al cine, o tocas la guitarra; haces algo para poder sumirte en ello y distraer tu atención.

Has de recordar esto: cuando te sientas triste, no te pierdas la oportunidad. Cierra las puertas, siéntate y siéntete tan triste como puedas, como si el mundo entero fuera un infierno. Sumérgete en ella, profundiza en ella. Deja que cualquier pensamiento de tristeza te invada, deja que la emoción te agite. Y llora, gime, exprésate… en voz alta… no tienes por qué preocuparte.

En primer lugar, vive esa tristeza durante unos días, y cuando la tristeza desaparezca te sentirás muy calmado, tranquilo, como tras una tormenta. En ese momento siéntate en silencio y disfruta del silencio que está apareciendo en ti. No lo has provocado; te abriste a la tristeza. Cuando la tristeza desaparece, en ese espacio, surge el silencio.

Escúchalo. Cierra tus ojos. Siéntelo… percibe su textura… su fragancia. Y si te sientes feliz, canta y baila.

Fuimos convocados a religar


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Ayudemos a que florezcan más y más corazones.

Respondiendo a tu sutil llamado, estas sentidas palabras acuden por amor a fortalecer tu seguridad en las decisiones tomadas. Cada letra es una delicada gota de energía pristina que derramará su gracia divina al entrar en contacto con tu alma, de modo que el brillo de tus ojos siga anunciando que podemos ser más humanos. Al verte pasar, una majestuosa mariposa azul abre sus alas, te invita a continuar volando. Fuimos convocados a religar.

Las infinitas huellas en tu claro sendero revelan que el intenso proceso de ascensión te humanizó. Sus delineados contornos denotan el equilibrio alcanzado. Muy lejos quedó en el recuerdo el coraje necesario para dar el primer paso que te transformó, haciéndote salir del reino de tu mente para ingresar a tu corazón. Cada lágrima sincera perforó tu coraza interna, así tu espíritu afloró y manifestó, con firmeza, su ancestral sabiduría compasiva.

Ahora sentís. Emitís paz interior. Las vivencias te hicieron saber que descendiendo se trasciende el apego a la cima, y que no hacía falta correr en busca de claridad, porque la luz brota dentro.

¿Recordás? Saltar te hizo consciente de tus alas. Volar abrió tu mágico mundo interior. Mirándote en el fiel espejo de quienes supusiste enemigos viste reflejadas tus partes más oscura. Aprendiste. Internalizaste que al ser Uno, si cambiás todo cambia.

Necesito agradecerte. Fui testigo de tu transmutación, que también fue la mía al entender que no hay divisiones. Me ayudaste a levantar. Me alentaste a seguir.

A tu lado supe que creer es crear y que lo externo estaba ahí para evolucionar, dándonos la gran oportunidad de plasmar nuestra esencia en el plano de la materia. Caminamos un extenso trecho y hoy quiero volver a decirte gracias. Mi corazón se siente bendecido por tu lumínica presencia.

Hay una trama invisible a la mente, pero sensible al corazón, que con sus destellos afirma que cada paso estuvo bien dado. Con nuestras decisiones conscientes crecimos en la Unidad.

Estamos aprendiendo.
Fluimos en el amor de una frecuencia dorada que nos sabe indivisibles. Soy tu reflejo. Sos mi espejo. Vamos, la bella mariposa nos espera.
Volemos alto, aprovechemos el fuerte viento transformador del caos.
Fuimos convocados a religar.
P.D.: sumate http://www.youtube.com/watch?v=AlKa-aFqx_0
Por Julio Andrés Pagano

Visitá: www.tu.tv/videos/despertar_15

Visitá: http://www.proyecto-despertar.com.ar/notas.htm